Del 17 al 24 de octubre de 2022, Puerto de la Cruz, Tenerife, se convirtió en el vibrante escenario de un programa de intercambio juvenil transformador. Esta iniciativa reunió a 30 entusiastas jóvenes participantes de cinco países europeos, cada uno enfrentando desafíos económicos, geográficos y sociales únicos. La semana de duración de este evento fue una celebración de la diversidad, la unidad y el poder del arte para impulsar el cambio social.

Estos 30 adultos jóvenes, de entre 18 y 25 años, se embarcaron en un viaje Erasmus+ que sería su puerta de entrada a la autodescubrimiento, la defensa de los derechos humanos y la participación comunitaria. Para algunos, fue su primera experiencia en Erasmus+, mientras que otros tenían experiencia en artes escénicas o habían participado previamente en obras de teatro Forum. Lo que los unía a todos era una mentalidad abierta, una actitud inclusiva y un profundo respeto por los derechos humanos.

El programa fue una rica variedad de actividades diseñadas para desbloquear la creatividad, fomentar el diálogo y promover la comprensión. Estas actividades incluyeron sesiones de lluvia de ideas, debates, simulaciones, juegos de rol, ejercicios de construcción de equipos, técnicas de interpretación y improvisación a través del teatro, y más.

El objetivo principal de este proyecto fue guiar a los jóvenes de diversos contextos socioculturales a través de un viaje de autodescubrimiento. A través de la expresión física, la improvisación y el Teatro Forum, los participantes adquirieron herramientas esenciales y habilidades de comunicación para convertirse en defensores de la defensa de los derechos humanos y la participación comunitaria. Esta experiencia se basó en la metodología de la educación no formal, lo que hizo que el aprendizaje fuera un proceso atractivo y enriquecedor.

Proporcionar a los participantes las herramientas y habilidades de comunicación necesarias para la defensa de los derechos humanos y la intervención comunitaria, empoderándolos para ser ciudadanos activos en sus comunidades.

Este notable intercambio juvenil fue más que un evento; fue una oportunidad de crecimiento personal, comprensión intercultural y desarrollo de habilidades críticas. Al abrazar el poder del arte y el diálogo, estos jóvenes participantes dejaron Puerto de la Cruz con una nueva pasión por los derechos humanos y un compromiso de crear un cambio positivo en sus comunidades.